
A la hora de ahorrar o invertir nuestro dinero, hay muchas opciones disponibles. Algunas personas simplemente lo guardan en una cuenta bancaria, mientras que otras buscan maneras de hacer crecer ese dinero con el tiempo. Aquí vamos a hablar de varios productos financieros que suelen usarse, sobre todo por personas que quieren invertir. Nos centraremos en cinco productos principales: fondos de inversión, acciones, derivados financieros, depósitos a plazo y PIAS. Además, mencionaremos un tipo especial de fondo que combina características de varios.
A veces, cuando los clientes entran en un banco buscando qué hacer con su dinero, no saben cuál es la mejor opción. Muchos comienzan preguntando por los depósitos, pero al ver que apenas dan beneficios (muchas veces cercanos al 0%), se interesan rápidamente por los fondos de inversión. Esto pasa porque las personas suelen centrarse en cuánto pueden ganar, olvidando el riesgo que asumen. Aquí es donde debemos preguntarnos: ¿sabemos realmente cuál es nuestro perfil de inversión? Es decir, ¿somos personas conservadoras que no queremos correr riesgos, o nos atrevemos a invertir en algo más arriesgado para ganar más?
Vamos a ver las características de cada uno de estos productos y para qué tipo de persona es más adecuado cada uno.
1. Acciones
Las acciones representan una parte de una empresa. Es como si compraras un trocito de esa empresa. Si a la empresa le va bien y sube su valor en bolsa, tus acciones valdrán más. Pero si la empresa pierde valor, tú también pierdes dinero.
Las más comunes son las acciones ordinarias, que se pueden comprar y vender fácilmente en los mercados. Son bastante populares y cualquiera puede comprarlas por internet, aunque es recomendable saber algo del tema o dejarlo en manos de expertos.
Un ejemplo: si compras acciones de una empresa tecnológica porque crees que va a crecer, puedes ganar bastante si aciertas. Pero si esa empresa presenta malos resultados o hay una crisis, puedes perder mucho dinero. Además, solo pagas impuestos cuando vendes las acciones y ganas dinero con ellas (lo que se llama ganancia patrimonial).
2. Derivados financieros
Este tipo de producto es más complejo. Aquí hablamos sobre todo de dos tipos: futuros y opciones.
- Futuros: Son contratos para comprar o vender un activo (como oro, petróleo o acciones) en una fecha futura a un precio acordado hoy. Lo curioso es que puedes vender algo que aún no tienes, esperando comprarlo más barato después y quedarte con la diferencia. Esto se llama «apostar» a que va a bajar. Es arriesgado, pero también permite ganar mucho.
- Opciones: Parecidas a los futuros, pero con más variables. Tienen en cuenta no solo el precio, sino también la volatilidad (lo mucho que varía un precio) y el tiempo. En este caso, pagas una especie de “seguro” (prima) por tener el derecho a comprar o vender algo en el futuro, pero no estás obligado.
Un ejemplo simple: imagina que compras una opción para adquirir acciones de una empresa por 10€ dentro de un mes. Si dentro de un mes esas acciones valen 15€, puedes comprarlas a 10€, venderlas a 15€ y ganar 5€ por acción. Si en cambio bajan a 8€, simplemente no usas la opción, y solo pierdes la prima que pagaste.
Los derivados son muy arriesgados y se recomiendan solo para personas con experiencia o conocimientos avanzados.
3. Depósitos a plazo
Este es el producto más simple y seguro. Consiste en dejar tu dinero en el banco durante un tiempo acordado y, cuando acaba ese tiempo, el banco te lo devuelve con un pequeño interés. No se gana mucho, pero el riesgo es prácticamente nulo, y el dinero está asegurado hasta 100.000 € por el Fondo de Garantía de Depósitos.
Es ideal para personas muy conservadoras, que no quieren complicaciones ni sustos.
Ejemplo: metes 1.000 € en un depósito a un año con un 1% de interés. Al final del año, te devuelven tus 1.000 € más 10 € de ganancia. No es mucho, pero es seguro.

4. PIAS (Planes Individuales de Ahorro Sistemático)
Los PIAS son una mezcla entre ahorro y seguro. Se parecen a los planes de pensiones, pero con más flexibilidad: puedes sacar el dinero cuando quieras. Además, si cumples ciertos requisitos, los beneficios que obtengas pueden estar libres de impuestos.
Requisitos:
- Tiene que durar al menos 5 años.
- La misma persona tiene que ser quien paga, quien está asegurada y quien cobra.
- No puedes aportar más de 8.000 € al año, ni superar los 240.000 € en total.
Este producto es interesante para quienes quieren ahorrar a largo plazo con tranquilidad y tener ventajas fiscales. Por eso también es una buena alternativa a los depósitos.
5. Fondos de inversión
Ya explicados antes en detalle, los fondos de inversión agrupan el dinero de muchos inversores para invertirlo en diferentes activos. Son gestionados por profesionales y permiten acceder a mercados que una sola persona no podría alcanzar fácilmente.
Hay muchos tipos de fondos: más arriesgados, más conservadores, mixtos… Por eso pueden ser adecuados para diferentes perfiles.
Comparativa rápida
Producto | Tipo | Rentabilidad | Riesgo | Seguridad | Ideal para… |
---|---|---|---|---|---|
Fondo Inversión | Inversión | Variable | Variable | Alta | Todos los perfiles |
Acciones | Inversión | Variable | Medio/Alto | Media | Inversores moderados |
Derivados | Inversión | Variable | Alto | Alta | Inversores expertos |
Depósitos | Ahorro | Fija (baja) | Nulo | Muy alta | Personas conservadoras |
PIAS | Ahorro | Fija | Nulo | Muy alta | Ahorro a largo plazo |
Mención especial: ETF’s
Los ETF (Fondos Cotizados) son como un híbrido entre fondos de inversión y acciones. Representan una cesta de valores que siguen un índice (como el IBEX 35 o el S&P 500), pero se compran y venden como si fueran acciones.
Por ejemplo, puedes invertir en un ETF que represente las 500 empresas más grandes de EE.UU. Con una sola compra, estás diversificando mucho y con costes bajos. Eso sí, tributan como acciones: pagas impuestos cada vez que vendes y ganas dinero.
Conclusión
Elegir el producto financiero adecuado depende mucho de quién eres, qué sabes y cuánto riesgo estás dispuesto a asumir. No es lo mismo una persona joven que quiere arriesgar para ganar más, que alguien que ya piensa en su jubilación y prefiere seguridad.
Los fondos de inversión ofrecen un buen equilibrio entre rentabilidad y diversificación, pero hay muchas otras opciones para quien busca seguridad o rentabilidades más estables. Por eso, antes de decidir, es clave informarse bien y, si es posible, pedir ayuda a un profesional. No se trata de saberlo todo, pero sí de tener claro qué esperas de tu dinero.