
Cada vez más personas quieren invertir su dinero sin dejar de lado sus valores. No se trata solo de ganar dinero, sino de hacerlo de forma ética, teniendo en cuenta el medio ambiente, los derechos humanos y cómo se gestionan las empresas. En España, las inversiones socialmente responsables (ISR) han ganado mucha importancia en los últimos años, y existen varias estrategias para gestionarlas.
Aquí te explicamos las principales formas en las que se puede invertir de forma responsable. Algunas son más conocidas y otras más complejas, pero todas buscan unir rentabilidad económica con compromiso social y ambiental.
1. Exclusión de actividades
Esta estrategia es bastante simple: se trata de evitar invertir en empresas o sectores que estén relacionados con actividades perjudiciales o poco éticas. Por ejemplo, se excluyen empresas que fabrican armas, venden tabaco, promueven el juego, producen pornografía, entre otros.
Esta forma de gestión es muy usada en las primeras fases de las ISR porque es fácil de aplicar, aunque hoy en día ha perdido algo de protagonismo frente a estrategias más avanzadas.
2. “Screening” por normas
Aquí las inversiones se eligen siguiendo estándares internacionales, como los creados por la ONU o la OCDE. La idea es cumplir con unas reglas mínimas de comportamiento en cuestiones sociales, medioambientales y de gobernanza.
Aunque se sigue usando bastante, normalmente se combina con otras estrategias más exigentes, por lo que su papel como estrategia única ha disminuido.
3. Selección positiva o “best-in-class”
En este caso, se busca invertir en las empresas que mejor lo están haciendo en cuanto a sostenibilidad dentro de su sector. Es como si solo se eligieran los alumnos con mejor nota en un examen de compromiso social o medioambiental.
Para hacer esto, se usan índices bursátiles especiales que puntúan a las empresas según su nivel de sostenibilidad. No se trata solo de evitar a las malas empresas, sino de premiar a las mejores.
4. Inversiones temáticas
Este tipo de estrategia se centra en invertir en sectores o empresas que trabajen directamente en temas de sostenibilidad. Por ejemplo, fondos que invierten solo en energías renovables, movilidad eléctrica, eficiencia energética o tecnologías limpias.
Estas inversiones suelen tener un objetivo muy claro y están alineadas con los objetivos globales de desarrollo sostenible. Aunque no son las más comunes, sí tienen un papel relevante y definido dentro del mercado ISR.

5. Inversiones de impacto
Aquí el objetivo es lograr un impacto social o ambiental positivo y, al mismo tiempo, obtener un beneficio económico. Se pueden aplicar tanto en países en desarrollo como en países más avanzados.
Un ejemplo claro sería un fondo que invierte en construir escuelas en zonas pobres o en llevar electricidad a comunidades rurales usando energía solar. No solo se gana dinero, sino que se ayuda a mejorar vidas reales.
6. Integración ASG en el análisis financiero
Esta es una de las estrategias más utilizadas hoy en día en España. Se trata de incluir criterios ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) en el análisis de cada inversión, buscando siempre la rentabilidad financiera pero a través de empresas más responsables.
Esta forma de invertir ha crecido mucho gracias a nuevas leyes, como la directiva europea de divulgación sostenible, que obliga a las empresas a ser más transparentes con este tipo de datos.
7. Engagement y Voting
Esta estrategia va un paso más allá. En lugar de simplemente invertir o no invertir, el inversor participa activamente en la toma de decisiones de la empresa. ¿Cómo? Usando su derecho al voto en las juntas de accionistas o enviando cartas, correos y manteniendo contacto directo con las empresas para proponer mejoras.
Se trata de ejercer presión desde dentro para conseguir cambios positivos. Aunque en España se ha empezado a usar hace relativamente poco, ahora es la segunda estrategia más importante en cuanto a volumen de capital gestionado.
¿Cómo va el mercado español?
Según datos recientes de Spainsif, la estrategia más usada en España es la integración ASG. Esta forma de análisis permite gestionar grandes cantidades de dinero de forma responsable y se ha vuelto la opción favorita en los últimos años.
Después viene el engagement y el voting, que está ganando mucha fuerza por su capacidad de transformar realmente la forma en la que las empresas actúan. Eso sí, en España esta práctica ha llegado un poco tarde en comparación con otros países.
Por otro lado, estrategias como la exclusión de actividades o el screening por normas están perdiendo importancia. Aunque siguen existiendo, son menos usadas de forma independiente, y cuando se combinan con otras, su impacto es menor.
Finalmente, las estrategias más específicas como las inversiones de impacto, temáticas o best-in-class, se mantienen bastante estables y con un papel más secundario. Esto no significa que sean menos importantes, pero sí que están enfocadas a contextos muy concretos y no mueven tanto capital como las estrategias principales.
Un par de ejemplos para entenderlo mejor
Ejemplo 1: Marta quiere invertir en empresas que cuiden el medio ambiente. Encuentra un fondo de inversión que solo mete su dinero en compañías que usan energías renovables, como la solar o la eólica. Este fondo sigue una estrategia temática, centrada en sostenibilidad ambiental.
Ejemplo 2: David prefiere tener un papel más activo. Compra acciones de una empresa de tecnología y, cuando llega la junta de accionistas, vota en contra de un proyecto que va en contra de los derechos laborales. Esto sería un ejemplo claro de voting dentro de las ISR.
Conclusión
El mundo de las inversiones socialmente responsables en España está cambiando rápidamente. Ya no se trata solo de evitar lo malo, sino de apoyar activamente lo bueno y formar parte del cambio. Existen muchas estrategias distintas, y cada una se adapta a diferentes tipos de inversores según sus objetivos y valores.
Aunque todavía queda camino por recorrer, la tendencia es clara: las personas quieren que su dinero refleje lo que piensan y lo que sienten. Porque al final, invertir también es una forma de decirle al mundo en qué creemos… aunque a veces nos cueste entender bien todos esos términos raros o nos parezca un poco lio.