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Las 7 decisiones financieras más importantes que puedes tomar antes de los 30

mayo 5, 2025

Cuando se habla de dinero, muchas veces pensamos que es un tema para adultos con traje, maletín y muchas cifras en la cabeza. Pero lo cierto es que las decisiones financieras importantes no empiezan a los 40 o cuando ganas un gran sueldo. Empiezan ahora.

Aquí te dejamos una lista de las 7 decisiones más importantes que puedes tomar en tus primeros años como adulto. Entenderlas —y aplicarlas— puede marcar la diferencia entre vivir con tranquilidad o pasar la vida agobiado por el dinero.


1. Empezar a invertir (cuanto antes, mejor)

¿Sabías que empezar a invertir a los 20 puede darte más beneficios que empezar a los 30, incluso si inviertes menos dinero? Esto pasa por una cosa llamada interés compuesto. Básicamente, es cuando el dinero que ganas por tus inversiones también empieza a generar más dinero. Es como una bola de nieve que se hace más grande con el tiempo.

Mucha gente piensa que necesitas ser rico para invertir, pero no es cierto. Puedes empezar con cantidades pequeñas: 10 o 20 euros al mes. Lo importante es el hábito y el tiempo que tengas por delante.

Ejemplo: Si inviertes 50 € al mes desde los 18 años, y consigues una rentabilidad media del 7% anual, cuando tengas 60 años podrías tener más de 140.000 €. Pero si esperas hasta los 30 para empezar, necesitarías poner más del doble cada mes para llegar a la misma cifra.

¿Moraleja? Cuanto antes empieces, mejor.


2. Controlar tu estilo de vida

Imagina que consigues tu primer trabajo y te suben el sueldo. En vez de ahorrar, decides cambiar tu móvil, empezar a salir más, comprarte ropa de marca… y al final del mes sigues sin un euro en la cuenta. Esto es lo que se llama inflación del estilo de vida.

No está mal disfrutar del dinero, pero si cada vez que ganas más también gastas más, nunca vas a tener ahorro. La clave es mantener un nivel de vida razonable y guardar esa diferencia para cosas más importantes: inversiones, estudios, proyectos o simplemente tener tranquilidad.

Consejo: Hazte esta pregunta antes de comprar algo caro: ¿Lo quiero o lo necesito? A veces, responder con sinceridad te puede ahorrar mucho dinero (y muchos líos).


3. Elegir bien dónde vivir

No parece una decisión financiera… pero lo es. El lugar donde vives puede determinar cuánto pagas por alquiler, comida, transporte e incluso ocio. Si vives en una zona muy cara, aunque ganes un buen sueldo, todo se te irá en sobrevivir.

Además, tu entorno influye mucho en cómo piensas y qué haces. Rodearte de personas ambiciosas y responsables con el dinero puede motivarte a mejorar también.

Ejemplo real: Dos personas que ganan lo mismo pueden tener situaciones muy diferentes. Una vive en una gran ciudad donde el alquiler se lleva el 60% de su sueldo. La otra vive en una zona más barata y solo gasta el 30%. ¿Adivina quién podrá ahorrar más y vivir con menos estrés?


4. Comprar (o no) tu propia casa

Todo el mundo dice que “hay que comprarse una casa”. Pero ¿realmente es lo mejor para todos?

Comprar una vivienda puede ser una buena idea… si tienes estabilidad, una entrada del 20% ahorrada y vas a quedarte muchos años en esa ciudad. Pero también puede ser una trampa si te endeudas sin estar preparado.

Alquilar no es tirar el dinero. De hecho, puede darte flexibilidad para cambiar de ciudad, estudiar fuera o aceptar un mejor trabajo en otro sitio.

Antes de lanzarte, haz números y piensa si comprar es una decisión lógica o solo estás repitiendo lo que dicen los demás.


5. Elegir (o cambiar) de carrera

Tu carrera profesional será probablemente tu mayor fuente de ingresos durante décadas. Elegir bien aquí es clave.

No se trata solo de hacer lo que “se supone que da dinero”, sino de encontrar un equilibrio entre lo que te gusta, lo que se te da bien y lo que tiene salidas laborales. Y si ya empezaste algo que no te convence, no pasa nada. Cambiar de rumbo es válido (y muchas veces necesario).

Ejemplo personal: Un amigo mío estudiaba Derecho, pero no le gustaba nada. Al final, lo dejó y se metió en programación. Hoy trabaja como desarrollador freelance y gana mucho más haciendo algo que realmente disfruta.

Invertir en habilidades con demanda (tecnología, idiomas, marketing digital, ventas, etc.) puede abrirte muchas puertas, incluso si no tienes un título todavía.


6. Comprarte un coche

Un coche puede ser una necesidad real… o una fuente enorme de gastos innecesarios. Piensa que desde el momento en que lo sacas del concesionario, su valor empieza a bajar. Además, hay que pagar seguro, gasolina, mantenimiento, impuestos…

Consejo: Si puedes ir a clase o al trabajo en transporte público, en bici o compartiendo coche, plantéatelo. Y si necesitas uno, no te obsesiones con el modelo más nuevo. Un coche más modesto cumple la misma función y te deja margen para otras cosas más importantes.

Muchos jóvenes se meten en préstamos de miles de euros para tener un coche “guay”, mientras no tienen ni 100 € en ahorros. Mejor esperar o ir a por algo más práctico.


7. Emprender (si quieres libertad, no solo dinero)

Emprender no es solo montar una empresa con oficinas, empleados y millones de euros. También es abrir una tienda online, ofrecer clases particulares, crear contenido en redes o vender cosas por internet.

Lo bueno de emprender es que te obliga a aprender de todo: ventas, marketing, gestión del dinero… y si te va bien, puedes ganar dinero sin depender de un jefe.

Ejemplo real: Yo conocí a una chica que, mientras estudiaba, hacía bisutería y la vendía por Instagram. Al principio ganaba poco, pero ahora tiene una tienda online con cientos de pedidos al mes. Empezó con casi nada, solo ganas y creatividad.

No todo el mundo tiene que emprender, pero sí es buena idea construir una fuente de ingresos extra que no dependa solo de tu sueldo.


Conclusión: pequeñas decisiones, grandes resultados

Las decisiones que tomes entre los 16 y los 30 años no son “provisionales”. Son la base sobre la que se construye tu vida financiera. Y no necesitas tener mucho dinero ni ser un experto para empezar a tomar buenas decisiones.

Ahorrar un poco cada mes, controlar tus gastos, invertir con cabeza, elegir bien tu carrera o no dejarte llevar por la presión social… todo suma. Lo importante es tener un plan, pensar a largo plazo y entender que la libertad financiera no se consigue por suerte, sino por hábitos.

Recuerda esto: no hace falta ser millonario para vivir bien. Pero necesitas saber manejar tu dinero si quieres vivir tranquilo.