
Imagina que tu familia recibe una cantidad extra de dinero: un premio de lotería, una herencia, un aumento de sueldo o simplemente consigue ahorrar un poco cada mes. ¿Qué hacer con ese dinero? ¿Guardarlo en una cuenta bancaria o invertirlo para intentar que crezca? Esta es una de las decisiones más importantes que cualquier familia debe tomar, y aunque las dos opciones suenan bien, no siempre conviene lo mismo en todos los momentos de la vida.
En este artículo te explico, de forma sencilla, cuál es la diferencia entre ahorrar e invertir, en qué casos conviene más una opción que otra y cómo puede afectar esto a la economía familiar. Y todo con ejemplos fáciles, como si estuviéramos hablando entre amigos.
¿Qué es el ahorro?
El ahorro es el dinero que se guarda para usarlo en el futuro. Normalmente, lo hacemos poco a poco: cada mes apartamos una parte del sueldo o del dinero que recibimos y lo guardamos, por ejemplo, en una cuenta bancaria. La idea es tenerlo ahí “por si acaso”: una emergencia médica, una reparación del coche o un gasto inesperado en casa.
El ahorro tiene una gran ventaja: es seguro. Sabes que ese dinero estará ahí cuando lo necesites. Pero también tiene un inconveniente: no crece. O mejor dicho, crece muy poquito. En muchas cuentas bancarias el interés es tan bajo (por ejemplo, 0,01%) que en realidad el dinero va perdiendo valor con el tiempo por culpa de la inflación.
Ejemplo:
Si guardas 1.000 € en una cuenta sin intereses durante 5 años, esos 1.000 seguirán siendo 1.000. Pero si en esos 5 años los precios suben (por ejemplo, la leche, la luz, la gasolina), ese dinero te servirá para comprar menos cosas. Es decir, vale menos.
¿Y qué es la inversión?
La inversión es usar tu dinero para intentar que crezca. En vez de dejarlo guardado, lo “pones a trabajar”. Puedes invertir en muchos sitios: acciones de empresas, bonos del Estado, fondos de inversión, inmuebles, criptomonedas, entre otros.
La ventaja es que con el tiempo ese dinero puede multiplicarse. Pero también tiene su parte de riesgo: puedes perder parte del dinero invertido si las cosas no salen bien. Por eso, no es buena idea invertir dinero que necesitas de forma urgente o a corto plazo.
Ejemplo:
Imagina que tus padres invierten 1.000 € en un fondo que crece un 6% cada año. Después de 10 años, sin meter más dinero, podrían tener unos 1.790 €. En cambio, si hubieran dejado ese dinero en una cuenta sin intereses, seguirían teniendo solo 1.000 € (y menos poder de compra).
¿Qué le conviene más a tu familia?
Aquí no hay una única respuesta correcta. Depende de muchos factores: la edad de los padres, si tienen hijos pequeños, si hay estabilidad laboral, si tienen deudas, si hay planes importantes como comprar una casa, montar un negocio o pagar estudios universitarios. A continuación, te muestro varios momentos de la vida familiar y lo que podría convenir más en cada uno.
1. Familias jóvenes con hijos pequeños
En esta etapa, lo más importante suele ser tener un colchón de seguridad. Con niños pequeños, los gastos pueden ser impredecibles: pañales, guarderías, médicos, ropa, alimentación, etc. Además, puede haber cambios en el empleo (uno de los padres puede dejar de trabajar por un tiempo, por ejemplo).
Lo recomendable: centrarse en ahorrar primero. Tener al menos entre 3 y 6 meses de gastos básicos guardados para emergencias. Después, si la situación es estable, se puede empezar a invertir una parte pequeña del dinero para el futuro.
2. Familias en etapa de estabilidad laboral
Cuando los padres ya tienen un empleo estable, los niños han crecido un poco y hay un control de los gastos mensuales, es el momento ideal para empezar a pensar en invertir. No se trata de arriesgar todo, sino de combinar ahorro e inversión.
Ejemplo:
Supongamos que una familia consigue ahorrar 300 € al mes. Puede guardar 150 € en una cuenta de ahorro para gastos próximos (vacaciones, arreglos en casa…) y usar los otros 150 € para invertir a largo plazo (por ejemplo, para la universidad de los hijos o su propia jubilación).
Aquí lo importante es pensar a futuro: ¿Qué queremos dentro de 10 o 15 años? ¿Tendremos los recursos para lograrlo si solo ahorramos? Probablemente no, por eso la inversión se vuelve importante.
3. Familias con hijos adolescentes o a punto de independizarse
En este punto, muchas familias ya han pagado parte de la hipoteca, tienen menos gastos escolares y pueden tener más dinero disponible. Es un buen momento para invertir con objetivos concretos, como:
- Pagar estudios universitarios
- Ahorrar para la jubilación
- Comprar una segunda vivienda o empezar un negocio
Eso sí, si hay gastos grandes en el corto plazo, hay que mantener también parte del dinero ahorrado.

4. Familias cercanas a la jubilación
Cuando los padres se acercan a los 60 años, el enfoque debe volver a la seguridad. Aquí ya no hay tanto tiempo para “recuperarse” si una inversión sale mal. Lo recomendable es reducir el riesgo, tener más dinero en ahorro o inversiones muy seguras.
Ejemplo:
Si tus padres tienen un plan de pensiones o fondos de inversión con mucho riesgo, es buena idea que empiecen a mover parte de ese dinero a productos más estables. La prioridad es que el dinero esté disponible cuando lo necesiten y que no dependa de si la bolsa sube o baja.
¿Cómo combinar ahorro e inversión?
La clave está en equilibrar según los objetivos y el momento de vida. Aquí te dejo una guía sencilla:
- Para emergencias: siempre ahorro, y accesible rápidamente (cuenta bancaria o fondo de emergencia).
- Para metas a corto plazo (menos de 2 años): mejor ahorrar.
- Para metas a medio o largo plazo (más de 3-5 años): se puede invertir parte del dinero.
- Si hay deudas: es mejor pagar primero las que tengan intereses altos antes de invertir.
También es importante tener claro que invertir no es jugar a la lotería. No se trata de apostar ni de volverse rico rápido, sino de construir poco a poco. Por eso, siempre es mejor hacerlo con información, comparar opciones y, si es posible, pedir consejo a un asesor financiero.
Conclusión: elige con cabeza, no por moda
A veces en redes sociales parece que invertir está de moda y que si no lo haces estás “perdiendo el tiempo”. Pero lo cierto es que cada familia tiene una situación diferente, y no hay una única receta que funcione para todos.
La clave está en saber dónde estás y hacia dónde vas. Si tu familia necesita tranquilidad ahora, el ahorro es la mejor opción. Si ya hay estabilidad y se piensa en el futuro, la inversión puede ser una gran aliada. Y lo mejor: no tienes que elegir solo una. Muchas veces, la mejor respuesta es un poco de ambas.
En resumen: no se trata de tener mucho dinero, sino de usar bien el que se tiene.